El 20 de agosto de 1989, los hermanos Menéndez mataron a sus padres dentro de su mansión en Beverly Hills. La historia, que terminó en 1996 con la sentencia a cadena perpetua para ambos, vuelve de la mano de Ryan Murphy, quién pondrá a juicio de la audiencia si los, entonces jóvenes de 18 y 21 años, son en verdad culpable en la serie de Netflix, Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez, protagonizada por Nicholas Alexander Chavez, Cooper Koch, Javier Bardem y Chloë Sevigny.
La familia de origen cubano estaba conformada por José Menéndez, quien habría huido de la isla a los 16 años, para convertirse en un exitoso ejecutivo de espectáculos en Estados Unidos, en donde sé casó con Mary Louise Andersen, más conocida como Kitty. La pareja se casó en 1963 y tuvo dos hijos: Joseph Lyle y Erik Galen.
Los chicos crecieron en medio del lujo y la riqueza de Beverly Hills, a donde la familia se mudó en 1986, fueron a las mejores escuelas y destacaron en la sociedad. Erik, incluso, llegó a ser tenista profesional en la Unión Americana. Sin embargo, había un secreto oscuro dentro de la familia que llevaría a los hermanos a terminar con la vida de sus padres con varios tiros a quemarropa usando escopetas calibre 12.
Según las pruebas que se presentaron en un primer juicio, y que fueron en su mayoría descartadas para el segundo, así como documentos que se han dado a conocer en las últimas décadas, los hermanos padecieron desde temprana edad de una serie de abusos sexuales, psicológicos y verbales por parte de sus padres.
En su libro The Menendez Murder, el periodista, Robert Rand, publicó una carta que Erik le escribió a su primo Andy Cano cuando tenía 17 años, describiendo los abusos sexuales de su padre, de los que su madre tenía pleno conocimiento.
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No es la primera vez que el caso inspira historias que llegan a las pantallas. Sobre los hermanos se realizaron los capítulos La Ley y El Orden: los asesinatos de los Menéndez; y la serie Menéndez + Menudo: Boys Betrayed, que incluye el testimonio de Roy Roselló, un ex integrante de la banda musical de jóvenes boricuas, quien acusó a José de haberlo agredido sexualmente siendo adolescente.
Según el jucio, Lyle y Erik mataron a sus padres la tarde del 20 de agosto con escopetas que habrían comprado días antes. José recibió 6 disparos; y Kitty recibió 10 impactos. Los hermanos habían comprado entradas para el cine local ese mismo día para tener una coartada, por lo que fueron descartados en las primeras líneas de investigación.
Sin embargo, la vida que llevaron después del asesinato los pusieron en el foco de atención, con gastos excesivos y sin aparente sufrimiento por lo que había sucedido.
¿Por qué no se tomó en cuenta el testimonio sobre los abusos de José y Kitty Menéndez?
El caso dio un giro gracias al testimonio de Judalon Smyth, la pareja extramarital de L. Jerome Oziel, psicólogo de los hermanos, quien aseguró que Erik habría amenazado al terapeuta para no revelar la confesión que ellos le habían hecho del crimen en sesiones que el profesional tenía grabadas.
Los hermanos Menéndez fueron detenidos en marzo de 1990 y su juicio de 1993 fue televisado, causando un enorme sensacionalismo en la sociedad estadounidense al revelarse que el motivo del crimen habían sido los años de abuso por parte de sus padres. Los jurados, uno por hermano, terminaron estancados en 1994 y se ordenó un nuevo juicio.
Un segundo juicio inició en 1995 con un único jurado. El juez Stanley Weisberg prohibió a la defensa volver a presentar gran parte de los argumentos sobre abusos.
Sin embargo, la Fiscalía sostuvo que, en realidad, habían cometido el crimen para heredar la fortuna multimillonaria de su padre.
Los hermanos Menéndez, aseguraron en el juicio que habían confrontado a su padre semanas antes y él los había amenazado de muerte.
La vida de los hermanos Menéndez ahora
Los hermanos fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Lyle fue llevado a la prisión estatal de Mule Creek, en Ione, California, mientras Erik estuvo en el centro penitenciario Richard J. Donovan, en el condado de San Diego.
Los hermanos, sin embargo, se comunicaban por correspondencia y, según la BBC, podían hasta jugar ajedrez mientras estaban separados.
En el 2018, Lyle fue trasladado a la misma prisión de Erik, permitiendo el reencuentro de los hermanos 29 años después de asesinar a sus padres. Según ABC News, los hermanos comenzaron a llorar cuando se vieron por primera vez.
En el 2023, tras el testimonio de Roy Roselló, se presentó una solicitud en el Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles, que aseguraba que esta nueva evidencia apoyaba la historia de los hermanos, sin embargo, el caso no fue reabierto.
En cuanto a su vida personal, Erik se casó con Tammi Ruth Saccoman, su amiga por correspondencia, en 1999, según la revista People.
“Una vez que me arrestaron y me pusieron en prisión, esa persona que era comenzó a surgir de nuevo”, comentó Erik en una entrevista del 2005 con el medio antes citado.
Lyle se casó con Anna Eriksson de 1996 a 2001 y en el 2003 se casó con Rebecca Sneed.
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Erik ha encontrado una pasión para el arte, mientras que Lyle ha trabajado con grupos de apoyo con compañeros reclusos que han sufrido abusos sexuales.
Mientras los hermanos cumplen su condena, aún no se ha decidido si se anularan las condenas y celebrará un nuevo juicio.